Dirección de Obras Hidráulicas ejecuta trabajos por 80 a 100 millones de dólares anuales, lejos de los US$ 260 millones requeridos solo para dejar al país en condiciones “normales”.
Menos de la mitad de lo que se necesita. Eso es lo que está invirtiendo Chile en obras que aseguren la disponibilidad de recursos hídricos en el quinquenio 2014-2018, marcado por una fuerte sequía que afecta a gran parte del país.
Así lo consigna el último estudio de infraestructura crítica para el desarrollo 2014-2018 de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), el cual cifra en US$ 1.300 millones la necesidad de inversión para el período, solo para enfrentar obras que permitan embalsar y luego trasladar y distribuir el agua, como embalses y canales.
Ello, que significaría US$ 260 millones al año, contrasta con la tasa de inversión de la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH), que es de solo US$ 80 millones a US$ 100 millones anuales. “Está claro que, de mantenerse ese nivel de inversión, alcanzar ese nivel de capacidad y de modernización de la infraestructura hídrica tomaría más de 40 años”, afirma Carlos Piaggio, gerente de infraestructura de la CChC.
La necesidad de invertir está dada no solo por la sequía, sino porque Chile está retrasado respecto del promedio mundial. Según el informe, la capacidad de almacenamiento del país —para riego y fines hidroeléctricos— alcanza a 425 m3 por habitante. El promedio mundial, en cambio, es de 963 m3.
Desfase de proyectos
La CChC consigna que los US$ 1.300 millones son necesarios para dejar a Chile en condiciones relativamente normales, pero que se establecieron de acuerdo a las necesidades de agua de hace algunos años, cuando aún no se vivían los
efectos más dramáticos de la sequía.
Dentro de este análisis, explica Piaggio, tampoco se están considerando obras de modernización que permitirían enfrentar de mejor manera la menor disponibilidad de agua que se estima habrá producto del impacto del cambio climático, como plantas desalinizadoras o una carretera hídrica. Así, estima que si la proyección se hace a 10 años, la inversión debiera escalar a US$ 5 mil millones.
“Los proyectos toman en cuenta las situaciones de hace ya algunos años, porque estas obras requieren mucho tiempo de estudio. De hecho, los 16 embalses priorizados son del año 2013, con características de esos años”, precisa.
El especialista sostiene algo que varios otros actores vinculados al tema repiten: el problema de fondo del atraso en la inversión es que “en el país no hay una visión de recursos hídricos de largo plazo. Si existiera, no se habría dejado de invertir durante 40 años. Estamos atrasados respecto del mundo, aún sin considerar la sequía”.
Por ello, expresa que hace falta una planificación con una mirada de 20 a 30 años. “Lo que se hace son, en general, acciones de corto plazo o paliativas de problemas puntuales. Se requiere de una política que incorpore las obras necesarias hoy, pero también las que van a ayudar a revertir la situación de largo plazo”, concluye.
Pese a los intentos de este diario, hasta el cierre de esta edición no fue posible obtener una respuesta de la Dirección de Obras Hidráulicas.( EYN)