Por Marcello Marchese, Presidente Ejecutivo Finning Sudamérica
Hace veinte años, las mujeres no podían trabajar en la minería. El Código del Trabajo simplemente no lo permitía. Era un reino dominado por hombres, lo que era respaldado por una estricta legislación que dejaba fuera al sexo femenino. Según el artículo 15, ellas no podían desempeñar “faenas calificadas como superiores a sus fuerzas o peligrosas para las condiciones físicas y morales propias de su sexo”.
La marginación de las mujeres en este ámbito también tenía relación con la antigua creencia de los mineros latinoamericanos de que las mujeres dentro de las minas traían mala suerte. La presencia femenina podía enojar a la “Pachamama” y provocar un derrumbe.
Hace 18 años, se abrió por primera vez la puerta para que las mujeres entraran a la minería, al derogarse dicha ley en marzo de 1996. Desde ese entonces, ellas han ido ganando terreno en este sector y han contribuido mucho al desarrollo de la industria.
Ha pasado mucha agua bajo el puente, incluyendo la llegada de dos mujeres a la cabeza del Ministerio de Minería. En 2006, Michelle Bachelet eligió a Karen Poniachik, quien se convirtió en la primera ministra de minería en Chile y en 2014 designó a Aurora Williams al mando de esta cartera.
Además, frente al “boom minero” de los años ’90, los hombres se vieron enfrentados a la necesidad de incorporar a más personas en la actividad, dada la escasez de la mano de obra. Muchas empresas de la zona norte comenzaron capacitar a mujeres para que desempeñaran funciones que antes eran consideradas sólo para hombres.
Finning, por ejemplo, en 2011 integró a sus operaciones a mujeres mecánicos y un año después la Compañía dio a conocer cómo las había integrado para labores de mantenimiento y reparación de partes, a partir de su programa de formación dual, realizado en alianza con 11 establecimientos educacionales.
Además, desde septiembre de este año Finning cuenta con la primera mujer instructora en el mundo certificada por Caterpillar, Jessica Araya, quien tras aprobar el programa de formación en Panamá, participa en diversos procesos de Análisis de Fallas (AFA) y dicta cursos sobre la materia en Chile y el extranjero.
Sin duda, las mujeres lo están haciendo bien en este rubro. Otro ejemplo destacado es Carolina Ramos, operadora de pala electromecánica en Codelco, que fue elegida entre las “100 Global Inspirational Women” de Women In Mining. Así también, han surgidos foros enfocados en las mujeres en esta industria, como el organizado en abril pasado por Women in Mining and Resources in Latin America (WIMLATAM)
Según el estudio de Innovum, “Fuerza laboral de la gran minería chilena 2013-2022”, la participación femenina en esta industria aumentó de 4,4% en 2005 a 7,1% en 2013. A la fecha, el 13% de la dotación de jóvenes corresponde a mujeres en las empresas mineras, mientras que en las proveedoras alcanza el 6%.
El creciente predominio de las mujeres llevó a la actual ministra a realizar el primer estudio de género en la cartera: “Chile: Mujer y minería en el siglo XXI, ¿cómo avanzaremos?”, una prueba más de que las mujeres llegaron con todo a esta industria y lo mejor de todo es que lo hicieron para quedarse