Naturales, tecnológicos y de gestión
Los fenómenos naturales que han afectado en algún momento la producción minera chilena son numerosos: terremotos, erupciones volcánicas, nieve, crecidas, avalanchas, derrumbes, deslizamientos en masa, explosiones de roca, y el invierno altiplánico.
De ellos, el evento natural más importante en los últimos 50 años fue el terremoto de 1965, que generó el deslizamiento en masa del tranque de relaves de la mina El Soldado, al norte de Santiago, matando a más de 200 personas. Ello dio origen a una exigente normativa sobre tranques de relave en Chile.
No más relaves cordilleranos
Otro evento muy importante por sus consecuencias regulatorias y productivas fue la crecida experimentada en 1987 en el tranque de relaves de Disputada de Las Condes, la que estuvo muy cerca de desbordar el tranque. Ello puso fin no solo a la construcción de tranques en la cordillera, sino que significó el traslado de una importante fracción de los relaves de dicha compañía al valle al norte de Santiago.
Otro fenómeno significativo, que causó numerosas muertes, fue el de las explosiones de roca experimentadas en la mina El Teniente hasta los años 90, después de lo cual se lograron desarrollar tecnologías para prevenirlas.
El gran terremoto de 2010 no generó, en forma medible, atrasos significativos en la producción de cobre de la zona central del país, pero sí causó el derrumbe de un pequeño tranque de relaves, el que arrasó con una casa y con sus cuatro habitantes.
Años antes, el terremoto de 2005 en la Región de Tarapacá produjo destrozos en la mina Cerro Colorado, causando importantes pérdidas productivas, pero afortunadamente sin desgracias personales.
Posiblemente, el fenómeno natural que más estragos productivos ha causado en Chile en los últimos años es el invierno altiplánico, generando pérdidas de hasta 10% de la producción de la mina Doña Inés de Collahuasi, y menos significativas, en las minas El Abra y otras de la zona.
La conclusión de este breve análisis es que, a pesar de los frecuentes y poderosos fenómenos naturales que experimenta el país, la minería no ha sufrido pérdidas productivas significativas en las últimas dos décadas, salvo las vinculadas con el invierno altiplánico.
Riesgos tecnológicos y de gestión
Abordaremos aquí riesgos puramente tecnológicos y atribuibles a la gestión que causan reducción de la producción, con todas las consecuencias que estas tienen sobre los costos y la productividad.
Entre los principales riesgos tecnológicos se cuentan la falla no previsible de equipos y los riesgos geomecánicos. Estos últimos conducen a deslizamiento de taludes, explosiones de roca, y derrumbes.
Es práctica en la actualidad que existan sensores en minas de cielo abierto y subterráneas que indican el movimiento de bloques de roca, pudiendo anticipar el peligro de derrumbe o explosión.
Por ello, la mayor parte de los riesgos geomecánicos caen en la categoría de la gestión, a diferencia de hace algunas décadas, cuando no era posible anticiparlos.
Entre los principales riesgos de gestión de la producción minera se cuentan los accidentes, las huelgas, las fallas en la mantención de equipos e instalaciones que conducen a paralizaciones inesperadas de la producción, el conocimiento inadecuado de los yacimientos, y las fallas en la planificación minera.
En esta clase abordamos los dos últimos aspectos.
Entre las mayores fallas tecnológicas observadas en la minería chilena en la última década se cuentan la de uno de los molinos semiautógenos de Escondida en 2008, el que causó la reducción del 15% en la producción de concentrados en dicho año, y la falla de uno de los molinos semiautógenos de Collahuasi en 2005 y 2006, con una pérdida similar.
Estas fallas podrían atribuirse a defectos tecnológicos no previsibles, es decir, la gestión de la minera no habría tenido responsabilidad en ellas.
La Figura 1 muestra la expansión de la producción de concentrados de Minera Escondida desde 2002 hasta 2007, y, posteriormente, la caída de esta debido a la reducción de la ley de cobre y también a causa de la falla en uno de los molinos semiautógenos.
En 2011 fallas en el sistema de chancado habrían causado, de acuerdo con la memoria de la empresa, una reducción de producción de hasta un tercio de los concentrados. Ello sería una falla de tipo tecnológico. Se indica también en la figura, la expansión de la producción de cobre mediante lixiviación entre 2006 y 2009 y la recuperación de la producción de concentrados desde 2012.
El descenso de ley no es un riesgo
La aguda reducción de la ley del mineral, es decir, de la concentración de cobre en la roca, es un fenómeno natural que afectó a las minas chilenas en los últimos quince años, y que fue mayor que la experimentada en otros países (Figura 2).
La mayor caída se dio entre 1999 y 2008, mientras que entre 2009 y 2013 esta comienza a reducirse. Esto último, no solo por la entrada en producción de Spence en 2006, con una alta ley de cobre (1,78%), sino por una tendencia geológica de los grandes yacimientos de pórfidos cupríferos chilenos, los que tienen recursos geológicos para más de 50 años con leyes cercanas a 0,5%.
La reducción de la ley de cobre puede ser considerada un riesgo solo en los casos en que el conocimiento del yacimiento sea deficiente, pero no lo es cuando el yacimiento está bien caracterizado.
La empresa Wood Mackenzie estima que la reducción inesperada de la producción minera a nivel global en los últimos años se debió en un 10 a un 30% a menores leyes de cobre que las proyectadas.
Por ello es impresentable desde la perspectiva de la gestión cuando a medio año se anuncia que la producción de una mina cualquiera será menor a la proyectada porque la ley de cobre es menor a la esperada, o porque las impurezas o la dureza de la roca son mayores.
Es impresentable cuando a medio año se anuncia que la producción de una mina será menor a la proyectada porque la ley de cobre es menor a la estimada o porque las impurezas de la roca son mayores.
( Fuente: El Mercurio )