Vivir en María Elena implica un desafío: ser amigo del sol y alejarse de la modernidad. No hay mall ni mucho con que divertirse. No hay casas que comprar ni especialistas en salud. Pero la mayoría de sus habitantes no pagan arriendos, ni agua ni luz con dinero.
En realidad estos gastos los asumen con su calidad de vida, una vida en que ahora reina la incertidumbre, pues el cierre de parte de las faenas de SQM en Pedro de Valdivia dejará a 713 personas sin trabajo el 24 de noviembre. ¿Es el principio del fin de la última salitrera del mundo?
A las 4 de la tarde de un miércoles una mujer lleva un coche con su bebé en dirección a la plaza. Los semáforos son innecesarios para sus anchas calles. Hay pocos autos y la mayoría de sus casas pareciera que estuvieran deshabitadas. Cuesta ver vida en este lugar.
¿Qué explica este sacrificio de 7.500 habitantes? «El orgullo de sentirse pampino», refutan con fuerza estos seres en peligro de extinción. Saben que entre 1842 (cuando se descubrió la utilidad del salitre) hasta la década de 1930 (su decadencia), hubo 209 oficinas salitreras esparcidas entre las regiones de Tarapacá y Antofagasta. En ellas respiraron miles de familias.
Las últimas viven a 203 kilómetros de la capital regional, 70 de Tocopilla y 102 de Calama. Los centros urbanos más cercanos de los eleninos.
Pampinos
La niña de ocho años, Bettina Leiva Aguilera sonríe cuando su madre, Silvia, revela que es una niña pampina. Luego sus ojos son atraídos por la pantalla de su celular.
Se quedan ahí mientras su madre, dueña de un restaurante en la entrada del poblado, cuenta que «la vida acá uno la mira como fácil por el hecho de que no pagas agua, luz. No pagas arriendo. No pagas un auto para transporte. Tienes todo cerca. Pero resulta que estas familias no han sido capaces, en los años que tienen acá, de comprarse una casa. ¿Entonces dónde miéchica te vas?».
Silvia dice que en la mayoría de las familias eleninas labora la mujer y el hombre. «Si tienes niños en la universidad no te alcanza. Y cuando no tienes familiares en la empresa es más caro todavía», relata.
Con esto se refiere a los «particulares», que son las personas que no están ligadas a SQM, quienes deben pagar arriendos que van desde los de una pieza en $65.000, 2 por $85.000, y 3 habitaciones en $115.000. Sumado a los gastos habituales de una familia.
Esto implica que al año estas personas gastan entre $780.000 y $1.380.000 sólo en arriendos, al no tener las garantías que brinda SQM, empresa que es dueña del poblado.
«Aquí hay una tranquilidad que no se compara con la ciudad, no tenemos malls, centro, pero sí mercado y otras cosas. Son cosas que cuando te vas de acá echas de menos, porque en la ciudad están los autos, los semáforos, el ruido y todo eso», explica Silvia mirando sus paredes, en las que hay cuadros de ella misma con distintas figuras famosas de Chile.
Sin embargo, la mujer está preocupada. Benito (52), su marido, quedará sin trabajo en dos meses luego de servir 25 años a SQM. Teme que se termine la vida en estos vestigios de pampa salitrera. «Tenemos colegio, liceos, municipalidad, y que de a poco se vayan cerrando las puertas… Coya Sur ya está cerrado y ahora Pedro también lo estará», expresa Silvia y su hija la mira con tristeza.
Sobre Benito, cuenta que trabajará en lo que sea, aunque lo contraten por 3 meses a plazo fijo y luego lo despidan.
Optimismo
El alcalde de la comunidad, Jorge Godoy, es de los pocos que ve el futuro con optimismo: «Después del año 2007, cuando fue el terremoto, nosotros dijimos nunca más María Elena va a estar en riesgo de cierre. Y vamos a trabajar en potenciarlo, desarrollarlo y proyectarlo».
¿Qué es lo especial de la última salitrera del mundo? «La forma de vida que no se da en otros lugares. Dejas las puertas abiertas, caminas a la escuela. Eso no lo tiene la ciudad. Allá desconfías de todas las personas», manifiesta Godoy.
Ese sentimiento se replica en la gente que queda en el poblado. Seres que olvidaron la abundante vegetación y le tomaron un cariño especial a esta isla en medio de la nada, que extrañan cuando se van. A pesar de que allí no hay más que pampa.
EL CIERRE SE ANUNCIÓ EN MARZO DE 2014
La Federación Nacional de Sindicatos del Salitre y Filiales N°2 de SQM negoció desde marzo de 2014 con la empresa, ya que les notificaron que paralizaría la faena de Pedro de Valdivia en un plazo máximo de dos años. Sostuvieron una serie de reuniones intentando revertir la medida y buscaron apoyo en senadores y ministros. «La burocracia o la indolencia de algunas autoridades nos dejaron con las aspiraciones anuladas», dice su declaración del 23 de septiembre. En el documento también detallan que consiguieron 500 puestos de trabajo de plazo indefinido para un total de 713 hombres desvinculados, además de compensaciones económicas y beneficios para mantener su residencia.( El Mercurio de Antofagasta )