Apropiación indebida. Ese es el delito por el que cuatro de los mineros que en 2010 fueron rescatados del yacimiento San José denunciaron a sus propios compañeros que están a la cabeza de la fundación «Los 33 de Atacama». La corporación sin fines de lucro se creó en 2013 para preservar la historia que vivieron a 700 metros de profundidad y difundirla.
Carlos Barrios, Samuel Ávalos, Omar Reygadas y Florencio Ávalos ingresaron el jueves a la fiscalía de Copiapó la denuncia en la que piden investigar el destino de los $10 millones con que se inició la fundación y lo recaudado con las donaciones de diversas instituciones. Argumentan que los directivos Luis Urzúa, Jorge Galleguillos y Juan Carlos Aguilar no han rendido estas cuentas.
«No sabemos cuánto es el dinero que tiene la fundación ni cómo se ha manejado, por lo que no tenemos una estimación de cuánto es la apropiación indebida», dijo Ávalos.
El propio Ávalos pidió el año pasado a la Subsecretaría de Justicia que investigara esta situación y el 27 de febrero de 2015 esta entidad concluyó que la fundación ha incumplido diversas normas en su funcionamiento, como no tener sesiones de directorio periódicas.
Además, ordenó citar al directorio -compuesto por los 33 mineros- antes de 30 días para que detalle el estado de cuentas, «así como el modo en que se invirtió el patrimonio inicial y los ingresos obtenidos en el transcurso de su vida», dice la resolución. Dicha reunión aún no se ha realizado.
La fundación es distinta a la sociedad Propiedad Intelectual Minera (PIM) que administra los ingresos económicos asociados a la imagen de los mineros, como la película o el libro.
Luis Urzúa respondió a «El Mercurio» que entregó a la seremi de Justicia las cuentas públicas de 2013 y 2014, «por lo que todo está en regla». Atribuyó esta denuncia a «una maniobra de los abogados de PIM, porque les tengo una demanda por estafa. Ellos buscaron a algunos compañeros y los presionaron para que hicieran esto». Dijo que más allá de los aportes económicos iniciales, «no hemos recibido ni piojos».( El Mercurio )