Diversos son los rituales que las culturas del mundo siguen para despedir a sus muertos.
En nuestro país el entierro en los cementerios es el más común. Es así como estos recintos siempre son un lugar importante en cada ciudad y sin duda, testigos de la historia de las urbes o poblados.
Hoy, 1 de noviembre, día en que centenares de loínos acuden a los ‘campos santos’ a visitar a sus familiares fallecidos, vale la pena recordar algunos de los tantos relatos que rondan ciertos cementerios de la provincia El Loa.
Calama
El año 1897 se fundó en Calama el cementerio municipal. Desde ese año que se alza como el lugar de descanso de varios loínos que dejaron una huella en la ciudad.
Soldados, carabineros, bomberos, infantes se distribuyen en diversos sectores del lugar que, con los años, ya no está dando abasto urgiendo la necesidad de construir uno nuevo.
Si bien cada difunto puede poseer historias interesantes, siempre hay algunas que se destacan más que otras, como por ejemplo, la «Botitas Negras», una misteriosa novia o el pequeño Mateo Riquelme.
Trágica muerte
Al ingresar al cementerio municipal de Calama llama la atención un sector lleno de placas y velas. Este lugar es donde miles de creyentes llegan para pedir o agradecer favores a Irene Iturra, más conocida como, la ‘Botitas Negras’.
Tal mujer fue asesinada brutalmente en el camino de Chuquicamata a Calama.
Cuando hallaron el cuerpo sin vida, el rostro estaba completamente desfigurado y sólo se encontraban los pies y parte de sus piernas con unas botas negras.
Con el tiempo se convirtió en una especie de «patrona de los pobres» y, además es constantemente visitada por trabajadoras del comercio sexual. Según los guardias del lugar, se cree que sólo cumple a las mujeres y es así como su tumba está llena de placas por favores concedidos.
Los guardias del recinto aseguran que la tumba sigue siendo un lugar con bastantes visitas, sobre todo por mujeres extranjeras.
En 2004 esta especie de «santuario» se quemó y tuvo que ser reconstruido. Actualmente, se encuentra a la entrada del cementerio con la identificación de «Botitas Negras».
La novia
Rodrigo Pérez, trabaja en el recinto municipal y cuenta que regularmente acuden hasta el sector personas en búsqueda de una novia.
La leyenda de este personaje no se sabe con exactitud, pero aún así el nicho es bastante visitado, sobre todo por jóvenes curiosos.
En los pabellones del cementerio sólo existe una «novia» enterrada en un nicho. Se le llama así, porque la fotografía que se encuentra instalada en la tumba es la de una mujer con velo y vestida de blanco.
El pequeño mateo
La historia del niño asesinado por su padrastro en 2014 causó revuelo, tanto a nivel local, como nacional.
La tumba de este pequeño se encuentra en el cementerio municipal de Calama, en el pabellón de los «angelitos».
No ha pasado siquiera un año de su muerte, pero su nicho es uno de los más visitados del cementerio.
La tumba está llena de adornos y juguetes e incluso ya posee dos placas por favores concedidos.
Según los trabajadores del lugar, generalmente son niños con sus padres los que vienen hasta la tumba y quienes dejan sus recuerdos.
Aporte histórico
Los historiadores hablan que para la investigación existen dos importantes ciudades: la de los vivos y la de los muertos.
Los investigadores recalcan que estos recintos son el reflejo de la sociedad, pues los pabellones están ordenados por calles y es posible notar la diferencia entre ricos y pobres.
Son testigos de la postura del hombre occidental frente a la muerte y en el norte de las tradiciones ancestrales, como por ejemplo, las coronas de flores.
Un cementerio de la zona que tiene bastante historia en su interior es el de Chuquicamata. En la actualidad ya no se realizan más sepulturas, pero por muchos años recibió a las familias y trabajadores del campamento.
Actualmente, se encuentra protegido y dentro del perímetro de Zona Típica. Este lugar recibe un promedio de 20 visitas diarias y por ello, la mantención y cuidado es importante.
Historias de chuqui
Pedro Espinoza cuida el cementerio del campamento de Chuquicamata hace 29 años. Todos los días recorre cada uno de los lugares de este recinto y es conocedor de interesantes historias.
«Viene todos los días bastante gente al cementerio. Y eso que ahora es complicado llegar», asegura el cuidador.
Recuerda el último funeral del recinto. «Fue Mario Lira la última persona de Chuquicamata que se enterró acá sin necesitar papeles», cuenta Pedro Espinoza.
Nos informa que, actualmente se permiten entierros de personas que con anterioridad aseguraron un lugar y cuenten con documentos que lo avalen.
Caminando por los pasillos, se detiene en «La Plaza» en este lugar se encuentran varios norteamericanos y los primeros fallecidos en ser enterrados en el cementerio.
En unos de estos sectores todavía queda el testimonio de Gregorio Fuentes, fallecido a los 48 años en Punta de Rieles. Estas tumbas más antiguas poseen cruces de madera de pino oregón, las que todavía se conservan en buen estado, aun cuando son de hace más de 90 años atrás.
Accidentes
Existen varios monolitos en el cementerio de Chuqui que fueron construidos en homenaje a trabajadores fallecidos en explosiones.
Cada 5 de septiembre son conmemorados por la sección de tronadura de mina, debido a la fiesta del patrono San Lorenzo.
Uno de los monolitos más antiguos es el construido para los trabajadores fallecidos el 25 de enero de 1937. «La historia cuenta que a estos hombres los pusieron en un canasto y los encontraron. Hay muchos que no fueron encontrados», cuenta Pedro Espinoza.
La romería del 5 de septiembre se lleva a cabo por estos monolitos, aunque según el cuidador hay algunos que no son tomados en cuenta. «Hay unos que fallecieron en otra explosión en 1948, esos casi nunca son conmemorados», dice Espinoza.
Placilla
Chuquicamata no siempre fue el campamento que cerró el año 2007.
Antes que los norteamericanos se hicieran cargo de todos los yacimientos, existían tres pueblos en diversos sectores que eran los lugares de residencia y abastecimiento de los primeros trabajadores del cobre.
Uno de estos fue Placilla, un poblado que llegó a ser bastante importante y contaba con una escuela y cementerio.
Con el pasar de los años, este poblado fue absorbido por la mina y por los años 70 se trasladó a los cuerpos que encontraron del antiguo cementerio de Placilla al actual de Chuqui.
Hoy, el espacio donde fueron sepultados nuevamente estos cuerpos, se encuentra resguardado y con una placa grabada: «Cementerio Placilla Q.E.P.D. Traslado por resolución N°303 del Ministerio de Salud Pública 2 Región. Octubre 1978». Éstas y otras historias se pueden encontrar en los cementerios, testigos de la historia de Calama y Chuquicamata. Vestigios del hombre trabajador del desierto más árido del mundo.
«Viene todos los días bastante gente al cementerio. Y eso que ahora es complicado llegar» .
Pedro Espinoza, Cuidador cementerio de Chuqui
1897 fue el añoen que abrió sus puertas el cementerio Municipal de Calama, lugar de reposo de loínos y testigo de importantes historias de la provincia El Loa.
20 visitantesdiarios recibe el cementerio de Chuquicamata que hace pocos años dejó de sepultar a personas que no contaran con papeles de autorización por compra con anterioridad. .
5 septiembrees el día en que los trabajadores de Chuqui hacen una romería a los mineros fallecidos durante diversas explosiones en el yacimiento por el cementerio del ex campamento.( El Mercurio de Calama)