El reconocido empresario brasileño Roger Agnelli, fallecido hoy en Sao Paulo en un accidente aéreo a los 56 años junto a su mujer e hijos, fue responsable de transformar a la compañía Vale en la segunda mayor minera del mundo.
El empresario, reconocido y elogiado en todo el mundo por su labor al frente de la compañía minera, tuvo que dejar el cargo a comienzos de 2011 en medio de presiones del Gobierno de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.
Durante la mayor parte de su gestión mantuvo excelentes relaciones con Luiz Inácio Lula da Silva, y solía ser recibido con boato en el palacio presidencial de Planalto.
Pero en los últimos años al frente de la compañía, se agrió su relación con Lula por haber despedido a 1.300 trabajadores para reducir costos a raíz de la crisis económica mundial que se desencadenó a finales de 2008, en oposición a los ruegos del Gobierno, que estaba preocupado con el aumento del desempleo.
Tampoco aceptó los intentos de influencia en la empresa por parte del Ejecutivo, que mantiene cierto poder de decisión en la compañía a través de los fondos de pensión que controlan buena parte de su capital.
El Ejecutivo pretendía que Vale incrementase sus inversiones en siderurgia, para generar un mayor valor agregado a las exportaciones brasileñas, pero Agnelli prefirió concentrar esfuerzos en la minería.
La compañía que él heredó en 2001, entonces llamada Vale do Rio Doce, ya era una empresa importante dentro de Brasil, con un valor de mercado de 10.000 millones de dólares.
Pero bajo la gestión de Agnelli se transformó en una compañía dinámica, moderna, con presencia en cerca de 30 países de todo el mundo y en un gran abanico de negocios dentro de la minería y un valor de mercado de 180.000 millones de dólares.
Además de llegar a ser el mayor exportador de hierro y níquel del mundo, Vale se ha convertido en una minera con una cartera diversificada, con grandes producciones de cobre, manganeso, aluminio, carbón, potasio y fosfatos.
Agnelli se empeñó en concentrar negocios en la minería, para lo que la empresa se separó de su inicial controladora la Compañía Siderúrgica Nacional y en los primeros años se deshizo de firmas que poseía de otros sectores.
Con los beneficios que obtuvo, comenzó a comprar mineras y yacimientos en Brasil, otros países de América Latina y África, con lo que consolidó la internacionalización de la compañía, que actualmente es la mayor empresa privada de Brasil.
Para sortear las deficiencias de infraestructura de Brasil, se llegó a construir un ferrocarril para exportar su producción de la mina de hierro de Carajás, la mayor del mundo, además de un puerto particular en la ciudad de São Luis, capital de Maranhão (norte).
También dotó a la compañía de una flota de navíos para transportar sus exportaciones, los Valemax, con los que ganó competitividad para abrirse un mercado en China, el principal cliente de la compañía en la actualidad.
El ejecutivo, nacido en Sao Paulo en 1959, llegó a Vale a través de uno de sus controladores, el banco Bradesco, en el que fue escalando posiciones y llegó a un puesto directivo con apenas 38 años, y después en el grupo financiero Bradespar, que se desmembró del banco.
Después de su salida de Vale, Agnelli abrió una empresa de inversiones especializada en minería e infraestructura, AGN Participações, y se mantuvo lejos de los focos de la prensa, manteniendo un perfil discreto a pesar de su éxito empresarial.
Según su currículo, también ha sido consejero en varias instituciones, entre ellas la bolsa de Nueva York y el consejo económico para el presidente de Mozambique. ( EFE)