La minería chilena ha enfrentado en el último tiempo un complejo escenario debido a la caída en el precio de los metales y la desaceleración de la economía china, que luego de crecer a tasas récords por casi treinta años, hoy observa crecimientos sustancialmente inferiores. Los metales, por su parte, han disminuido en forma importante su cotización. En 2015, el cobre cayó en un 20%, el oro en 8%, mientras que la plata lo ha hecho en un 18% y el molibdeno en un 42%.
La caída de los precios de los minerales, particularmente del cobre, que es el principal producto minero de exportación de Chile, ha impactado significativamente en las compañías mineras. Ha llevado a una disminución en sus ingresos y a una reducción de márgenes, traduciéndose en una disminución en el empleo sectorial, paralizando o postergando proyectos de inversión, disminuyendo el empleo y moderando las expectativas de los accionistas.
En un escenario de baja demanda de commodities y menor dependencia de China, la industria minera ha enfrentado un importante proceso de ajuste en sus operaciones, donde ninguna empresa -sin importar su tamaño- ha escapado a esta medida. Este preocupante panorama ha afectado fuertemente a las empresas de la pequeña y mediana minería, que son precisamente las que muestran costos más altos y menores espaldas financieras.
Según nuestras estimaciones, alrededor de 200 faenas de pequeña minería salieron del mercado ante la caída del precio del cobre, mientras que a lo menos 5 compañías de la mediana están actualmente en una compleja situación.
Hoy, una de las tareas prioritarias en el quehacer de las compañías mineras y de proveedores ha sido el control de costos, la optimización de procesos productivos y de gestión, la capacitación permanente de sus trabajadores y la innovación continua en las actividades mineras. Todo esto, con el propósito de hacer frente a la caída de la cotización del metal, defender los márgenes, recuperar la competitividad y elevar los niveles de productividad.
Es en esta materia precisamente donde las empresas proveedoras de la minería juegan un rol crucial. En efecto, dichas compañías deben tener clara conciencia de que las empresas mineras lo que requieren de sus proveedores no es un bien o servicio determinado sino que les entreguen soluciones eficientes que les permitan elevar la productividad. En este sentido, cada día es más importante contar con empresas colaboradoras que cuenten con personal con alto nivel de competencias y capacitación que les permita abordar los desafíos que enfrenta la industria minera. Aquí el gran desafío es lograr posicionarnos no solo como productores, sino también como proveedores de la minería a nivel mundial.
En la actual coyuntura, el empleo sectorial ha sido una de las áreas que ha reflejado de manera importante el impacto del nuevo escenario que enfrenta la minería. El empleo en minería en los últimos 12 meses ha caído en 26.000 puestos de trabajo. En marzo de 2015 alcanzaba a 231.000, en tanto que en igual mes del presente año, registra 205.000, de acuerdo a datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadísticas. Esto es una disminución de 11%.
Sin embargo, si comparamos el peak de ocupación en esta rama productiva, que se alcanzó en septiembre de 2012 con 261.000 trabajadores, con los últimos datos entregados por el organismo estadístico, se observa que la ocupación en esta actividad económica ha disminuido en 56.000 trabajadores.
Es preciso relevar que el nivel de empleo en minería es hoy superior solo en 4.000 trabajadores respecto a la cifra registrada en marzo del año 2010.
El empleo a nivel nacional, en los últimos doce meses, ha crecido 1,4%. Esto significa que aumentó en 110.000 trabajadores, en tanto que en el sector electricidad, gas y agua disminuyó en 4%; en la industria 1,1%, mientras que en la minería cayó 11%. La minería es, por lo tanto, la actividad económica donde se manifiesta con mayor fuerza la baja en la ocupación.
Es preocupante la caída en la ocupación en la minería, ya que por cada empleo directo en este sector productivo se generan 2,5 a 3 empleos indirectos, de modo que el impacto es muy relevante.
Esperamos y confiamos en que no se seguirá profundizando la caída en el empleo en los próximos meses al ritmo y velocidad de lo ocurrido en los meses anteriores. Hoy se conocerán nuevas cifras de empleo y veremos cómo ha evolucionado el sector minero.
En las regiones del norte del país, el desempleo ha golpeado con inusitada fuerza.
Mientras en el país el último trimestre móvil febrero-abril de 2016 registra una tasa de desocupación de 6,4%, en Tarapacá llega a 7,3%, en Antofagasta alcanza a 7,9% y en Atacama se eleva a 9,2%. Estas tres regiones son eminentemente mineras, pues en Tarapacá el 45% del PIB es generado por la minería, en Antofagasta el 56% y en Atacama el 44%.
Son estas regiones precisamente las que registran la más alta tasa de desempleo en Chile.
Al comparar la tasa de desocupación actual con lo que ocurría hace un año en el país, particularmente en las regiones mineras, se observa que a nivel nacional la tasa de desempleo crece 0,3 puntos, en tanto que en Tarapacá se mantiene igual; en Antofagasta aumenta 1,3 puntos, pasando de 6,6% a 7,9%, y en Atacama se incrementa 3,1 puntos, elevándose de 6,1% a 9,2%.
En este escenario, la industria minera y proveedora debe centrar sus esfuerzos en la reducción de costos y en mejoras sustanciales en materia de productividad.
En esta compleja situación que enfrenta la minería, podemos ver el vaso medio lleno o medio vacío.
En ese sentido, creemos que debemos tener una dosis de optimismo y ver el vaso medio lleno, en cuanto a que las dificultades que enfrenta la principal actividad productiva del país es una oportunidad. Oportunidad para recuperar la competitividad; oportunidad para elevar la productividad y oportunidad para seguir trabajando con mayor fuerza por una minería sustentable.( EL Mercurio )