Un moderado y esperado recorte en la proyección de crecimiento para este año hizo ayer el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés. Desde el 2% con sesgo a la baja que había fijado en enero, la autoridad ubicó la cifra de expansión de la economía en 1,75% para 2016, en línea con la proyección que tiene actualmente el mercado.
Además, se actualizaron otros parámetros: la variación de la demanda interna real llegaría a 1,4%, el IPC a diciembre aumentaría a 3,5% y el tipo de cambio promediaría $690 en el año
Sin embargo, la revisión más significativa, y que preocupó a los parlamentarios, tiene que ver con el déficit efectivo y el estructural.
El déficit fiscal pasó de una estimación de 2,9% a 3,2% del PIB, equivalente a US$ 7.713 millones. Ello, dados los menores ingresos de la minería, principalmente del sector privado . «Existe preocupación porque el déficit aumenta en forma significativa y estamos tratando de generar una contención de gastos en la medida que los ingresos se nos están deteriorando», agregó el director de Presupuestos, Sergio Granados.
El balance estructural proyectado para este año era de -1,3% del PIB, lo que implicaba una reducción desde el -1,6% del PIB registrado en 2015. Sin embargo, con las nuevas proyecciones subió a -1,4% del PIB para 2016. Valdés afirmó ayer que la meta de mejorar el balance estructural en 0,25% por año se mantiene.
Para el presupuesto 2017, tras la consulta a los comités de expertos, Hacienda revisará, probablemente a la baja, el PIB tendencial y el precio del cobre de largo plazo. Según la nueva metodología del ministerio, esta corrección podría implicar también un cambio en el déficit estructural de este año.
Tras la intervención que hicieron ayer Valdés y el director de Presupuestos, Sergio Granados, en la Comisión Mixta en el Congreso, los parlamentarios de oposición fueron críticos del deterioro de las cifras y señalaron que faltarán recursos para financiar el Presupuesto, mientras que algunos de la coalición de Gobierno apuntaron a que les gustaría ver una mayor preocupación por un impulso a la inversión.
Por otra parte, Valdés dijo que el gasto crecería 4,2% este año, lo que implicaría una reducción del ritmo de expansión. En todo caso, dijo que será «sustancialmente mayor en su crecimiento al de la economía». Sin el ajuste de US$ 540 millones realizado por la autoridad este año, el déficit fiscal hubiese llegado a 3,5% del PIB y sería aún mayor, afirmó Valdés.
Presupuesto austero el 2017
Para el académico de la Universidad de Santiago Guillermo Pattillo, las nuevas proyecciones son una señal muy seria de alerta para el Presupuesto de 2017. «En la senda al ajuste estructural, estamos desandando el camino; en 2013 y 2014 llegamos a déficit estructurales de 0,5% del PIB y ahora estamos en torno a 1,4% del PIB», asegura Pattillo.
Con un déficit efectivo de 3,2%, en su opinión cabría esperar un segundo recorte del gasto o priorizar las cosas clave y postergar el resto, pero lo ve políticamente difícil, lo cual abre dudas de lo que puede ocurrir el próximo año con presiones de gasto aún más potentes. Su estimación es que el gasto fiscal no debería subir más allá de un 2% e incluso menos en el Presupuesto 2017.
Felipe Alarcón, economista de EuroAmerica, coincide en que debería estar la puerta abierta para recurrir a un nuevo recorte del gasto, sobre todo pensando en la clasificación de riesgo soberano del país.
Si bien Moodys mantuvo la calificación al igual que antes lo hizo S&P, el riesgo está en el ratio deuda/PIB que este año pasaría el 20% del Producto. Más que el nivel, agrega el economista, lo preocupante es la velocidad, ya que hace cinco años la deuda era un 8% del PIB y con este tren de gastos, estima que en tres a cuatro años podría subir a 40% del PIB. «Eso explica el llamado del ministro Valdés a usar los fondos soberanos para no incrementar el endeudamiento», dice Alarcón, quien ve complicado el Presupuesto 2017 por los gastos comprometidos y porque prevé un crecimiento en torno a 2%, lo que implica menor recaudación.
El crecimiento del gasto en 2017 debería ser incluso menor a 3% por el ajuste del PIB tendencial y del precio del cobre de largo plazo, que deberá incluir el Presupuesto, observa Sebastián Cerda, economista de CorpResearch.
»No se están sentando las bases de un cambio en la senda de expansión del gasto fiscal. Cada día surgen nuevos compromisos que presionan unas finanzas públicas cada vez más apretadas».
GUILLERMO PATTILLO ACADÉMICO DE LA USACH
»Déficits que pasan de temporales a volverse permanentes afectan la economía real, porque una vez que se acaban las fuentes de financiamiento, de nuevo podemos estar discutiendo alzas de impuestos».
SEBASTIÁN CERDA ECONOMISTA DE CORPRESEARCH
»Este año la deuda pública pasará del 20% del PIB y es una campanilla de alarma para las agencias clasificadoras. Hace cinco años era cerca de 8% y con este tren de gastos en tres años llegaríamos a 40% del PIB».
FELIPE ALARCÓN ECONOMISTA DE EUROAMERICA( El Mercurio )