Por Maritza Araneda. De 80 proyectos vinculados a la minería del cobre, se vaticina que sólo seis estarán en operación para 2020.
Un nuevo estudio indica que, de 80 proyectos vinculados a la minería del cobre, se vaticina que sólo seis estarán en operación para 2020. Como consecuencia, esto ha elevado los pronósticos de que la demanda de cobre, va a sobrepasar la oferta en el mediano plazo.
Hay varias razones para el retraso o la cancelación de proyectos, pero la principal, sin duda, es por la caída en los precios. Los bajos precios (o las proyecciones de bajos precios en el futuro) implican que los proyectos tendrán una baja tasa de retorno y, por ende, se harán menos rentables y más riesgosos.
El precio del cobre es sensible a los cambios en las proyecciones económicas globales. Estamos en un ambiente de sobreoferta e incertidumbre en términos de crecimiento, lo que ha resultado en volatilidad y bajos precios.
En tiempos de incertidumbre económica, las mineras se focalizan en recortar costos y mejorar su productividad en operaciones ya existentes. Manejar los flujos de caja es esencial en estos periodos y por defecto, la exploración, inversión en nuevos proyectos o expansiones es rápidamente interrumpida o postergada, cosa que estamos viendo en estos momentos.
Sin embargo, esto tiene un lado positivo. La postergación de proyectos significa que la producción no seguirá creciendo a los mismos niveles y deberíamos llegar a un escenario en el cual la demanda de cobre eventualmente va a sobrepasar la oferta más rápidamente. De hecho, se está pronosticando que esto ocurrirá en 2019.
Adicionalmente, el escenario actual ha obligado a las mineras a hacerse más eficientes en términos de costos, después de años de altos gastos y fuertes inversiones en infraestructura durante el periodo de crecimiento. Esto implica que aquellos que sean capaces de capear la tormenta quedarán bien preparados para la eventual recuperación.
Considerando que toma entre siete y diez años desarrollar un proyecto cuprífero y echarlo a andar, el riesgo es que el retraso o las cancelaciones de nuevos proyectos hoy, significará que las compañías mineras no podrán aprovechar la alta en precios en un escenario de déficit.
En mi opinión, esto no será un gran problema para la industria. La historia ha mostrado en repetidas ocasiones que los altos precios del cobre, incentivan a las mineras a cambiar su enfoque o estrategia rápidamente de una de reducir costos, que ha marcado los recientes años, a una de crecimiento e inversión. En ese contexto, las mineras que logren incrementar su producción en sus actuales instalaciones serán las más beneficiadas cuando los precios se recuperen en 2019.
*La autora es socia de KPMG.( Pulso)