Suplementero chuquicamatino revive años dorados del mineral

Lugares y rincones del campamento chuquicamata

Lugares y rincones del campamento chuquicamata

A propósito del 102 aniversario del campamento, conocido comerciante hizo repaso de sus más de 56 años de trabajo.

Las historias sobre Chuquicamata son infinitas. A sólo un día que se cumplan 102 años desde su fundación, los relatos sobre la vida en el campamento fluyen entre sus exhabitantes. Una sensación de nostalgia, tristeza, pero por sobre todo cariño y gratitud, embargan a cada uno de los miles de habitantes que tuvo el campamento durante toda su existencia.

Es que Chuqui, como lo conocen todos, tenía esa alma. Ese espíritu que sólo se encuentra en los lugares entrañables y acogedores. Y es extraño, porque las condiciones de vida contrastaban con lo agreste de la zona industrial y el inclemente desierto, que siempre marcó su presencia.

Así lo sienten los chuquicamatinos. Aquellos que están esparcidos por todo el mundo y que en esta fecha aparecen para recordar y mostrar su afecto por la tierra que les dio la vida.

Este es el caso de Luis Zavala. A sus 65 años, este trabajador incansable cuenta que su madre vivía en Chuquicamata y su padre en Copiapó. A los 18 años su progenitor es enviado a Calama a realizar su servicio militar. «Ahí se conocieron. Luego nací yo que viví toda la vida en Chuquicamata», explica.

Luis, a diferencia de otros jóvenes que vivían en el campamento, no quiso seguir el camino del minero, optando por dedicarse a otros oficios.

«Yo partí como lustrabotas. También fui canchero y enceraba casas. Sin embargo, luego me dediqué a lo que sería mi trabajo por más de 56 años. La venta de diarios. Al principio me subía en el tren que iba a la mina y los vendía ahí. Luego me establecí y puse un quiosco, ‘La Pantera Rosa’, que fue uno de los reconocidos de Chuqui», comentó el suplementero.

Familia y amigos

En el campamento, este trabajador incansable hizo su vida. Conoció a su esposa y tuvo seis hijos. Todos profesionales. «Me emocionó (silencio). La verdad es que fue muy difícil y de mucho esfuerzo, pero los criamos bien. Tengo un hijo que es sargento de Carabineros y me llenan de orgullo día a día», destaca.

Sobre su amor por las noticias, comenta que siempre le gustó este trabajo. Y aún recuerda ese día que tuvo que bajar del mineral, porque estaban realizando el proceso de remoción de casas.

«Fueron 13 años vendiendo en la calle, hasta que me pude establecer con mi quiosco. El mismo que me traje para Calama, para continuar mi labor acá. Ahora estoy en la villa Huaytiquina, en Punta de Rieles, que es el nombre que le puse a este negocio», agrega.

Sobre el amor que tiene por el campamento, explica que es algo indescriptible. Que se mezcla con agradecimiento y con nostalgia.

Una de los atractivos que presenta su negocio, es un mural que está pintado en todo el quiosco y que revive instantes de Chuquicamata.

«Toda una vida allá. Mucha gente se acerca y me pregunta cosas. Yo les cuento desde mi perspectiva. De hecho tres estudiantes han trabajado conmigo en su tesis de grado que es sobre Chuqui. Lo cierto es que yo siempre estoy recordando, es mi vida», detalló.

ACTIVIDADES DE ANIVERSARIO

Las actividades de aniversario del campamento comienzan mañana, con la apertura de las puertas del campamento y se mantendrán hasta el domingo.

El fin de semana se realizará una romería y además un desfile a un costado de la plaza. Ese día Luis Zavala desfilará con un lustrín para dar un homenaje a los lustrabotas del mineral.

Si bien Chuqui está declararo como «Monumento Histórico Nacional», se busca sea declarado Patrimonio de la Humanidad,( El Mercurio de Calama)

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