José Ojeda está internado por problemas que aún persisten por el hecho que debió enfrentar junto a sus compañeros en 2010. En octubre se conmemora otro aniversario del rescate.
Chile y el mundo aún no olvidan el derrumbe que remeció a un país entero aquel 5 de agosto de 2010: 33 mineros quedaron atrapados por 69 días a 720 metros de profundidad en la Región de Atacama. A menos de dos meses de cumplir siete años de su rescate, el 13 de octubre, algunos de ellos no han podido recuperarse de los efectos psicológicos del accidente y varios han debido someterse a tratamientos psiquiátricos. Uno es José Ojeda, el autor del mensaje que terminó con la incertidumbre sobre si los mineros estaban con vida. El responsable del «Estamos bien en el refugio los 33» no logra dejar atrás el trauma: hoy está internado en el Hospital del Trabajador con un tratamiento psiquiátrico que se extendería por varios meses.
El jefe de psiquiatría de dicho centro asistencial, Rodrigo Gillibrand, habló con Emol sobre los problemas psicológicos derivados del accidente y explicó que el tiempo que duró el encierro, «y la cercanía durante 70 días con la muerte», son los principales detonantes traumáticos. También existen otros elementos, a su juicio, que pueden incidir en su salud, como la exposición mediática, la falta de expectativas laborales o el cambio permanente en las relaciones interpersonales. «El 30% de las personas logra recuperarse de eventos post traumáticos de este tipo, pero hay quienes donde esta sintomatología cuesta que pase y empiezan a desarrollar un trastorno que puede tomar la forma de un estrés post traumático o un estrés agudo, pudiendo necesitar tratamiento psiquiátrico», señaló. Pero el caso de Ojeda no es el único. Edison Peña, también conocido por entretener a sus compañeros con las imitaciones de su ídolo, Elvis Presley, ha padecido problemas de adicción. A él se suma Daniel Herrera, otro de los mineros que no lo ha pasado bien. Pero tras someterse a tratamientos psiquiátricos por un año y medio, pudo sobreponerse y volver a trabajar: hoy es guía turístico en «El pabellón del gran rescate» del museo de Colchagua. Gillibrand afirmó que los mineros «estaban con el riesgo de morir por sofocación, que se les cayera la mina de nuevo. Todo fue marcando psicológicamente esos cerebros que estuvieron mucho tiempo expuestos al estrés y sin una posibilidad de controlar la situación». «Hay un 15% de las personas que mantienen la sintomatología de forma crónica, y se asocia a otras enfermedades como trastornos de pánico, trastornos fóbicos, por abusos de sustancias, depresión crónica», añadió. El pasado 22 de agosto, los mineros se reunieron una vez más. Esta vez para celebrar los siete años desde que fueron encontrados con vida. Al encuentro no pudo asistir José Ojeda a raíz de la terapia que lo mantiene internado en el hospital.
Fuente: Emol