Moritz Hochschild, el minero que acogió a judíos en Bolivia durante el nazismo

De los denominados Barones del Estaño, Moritz Hochschild fue el que menos popularidad tuvo debido a que se le atribuía un carácter muy cruel y despiadado en el ámbito de los negocios. Sin embargo, el tiempo se encargó de develar que él acogió a varios judíos en Bolivia durante la época del nazismo.

Según un artículo publicado por el diario español “El País”, la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) cuenta con una serie de documentos que prueban este acto filantrópico de Hochschild por el que más de 8.000 judíos llegaron al país, entre 1938 y 1940, salvando la vida del Holocausto que se generó tras el ascenso nazi en Europa.
“Mucha de esta documentación está relacionada con el Holocausto. Con el traslado de inmigrantes judíos de Europa central a Bolivia en una especie de red que había armado Hochschild. Esa documentación trae información primaria relevante y única en el mundo”, señaló el director del archivo de la Comibol, Édgar Ramírez.
Según el funcionario, en 1999 se comenzó con el trabajo de ordenamiento de los documentos de la empresa que fue nacionalizada tras la llamada “Revolución del 52”.
Hochschild fue un judío alemán que estudió ingeniería de minas en Freiberg y obtuvo un doctorado en economía y finanzas. Nació en 1881 en Biblis y falleció en 1965 en Francia. Desde 1921 comenzó su labor minera en Bolivia y dentro de algunos años se convirtió en un acaudalado magnate al igual que Simón I. Patiño y Carlos Aramayo.
Los documentos correspondientes a Hochschild comprenden una extensión de al menos 50 metros. Según la jefa de información de la empresa estatal, Carola Campos, el hallazgo de estos papeles constituyó una grata sorpresa que ayudó a conocer de más cerca al magnate.
Entre los documentos se encuentra una carta de niños de origen judío de una escuela en La Paz en la que solicitan a Hochschild ayuda para mejorar la infraestructura de sus casas. Además pueden encontrarse documentos de la embajada británica e incluso una lista negra de personas y negocios en Bolivia señalados por antisemitas, y con los cuales se le indica a Hochschild no establecer ninguna relación comercial.
“Nos encontramos con expedientes en inglés, alemán, hebreo. Tuvimos que trabajar con varios profesionales para efectuar la labor de revisión”, dijo la responsable de gestión documental de la Comibol, Liz Quiñones.
Debido a las buenas relaciones de Hochschild con el entonces presidente boliviano, Germán Busch, el Comité Judío Americano de Distribución Conjunta (Joint, por sus siglas en inglés) logró la llegada de migrantes judíos con visas de trabajo para distintas áreas.
“Lo que hizo Hochschild fue crear dos instituciones básicas: la Sociedad de Protección a los Inmigrantes Israelitas, a través de la cual fueron canalizados los fondos que el Joint ponía a disposición para ayudar a aquella población y la Sociedad Colonizadora de Bolivia. Él fue realmente el artífice para integrar a los judíos en el país”, señaló León Bieber, historiador boliviano de origen judío.

El Schindler de los Andes
Regina Cymerman de Udler estuvo en tres campos de concentración, de los cuales pudo escapar debido a su nacionalidad francesa y su manejo de cuatro lenguas. Trabajaba como correo y haciendo la guerra de guerrillas para los Maquis, la resistencia francesa, contra los nazis que ya habían invadido el país vecino.
Con la Gestapo tras sus talones, llegó a Latinoamérica en los barcos que arribaban a los puertos de Chile y Argentina, para después instalarse en Bolivia. Así recuerda Ricardo Udler, portavoz de la comunidad israelita en el país andino, la historia de su madre y de muchos otros judíos que lograron escapar del Holocausto. “Hemos tenido sobrevivientes de Auschwitz, Majdanek, Bergen-Belsen, Trevlinka. Gente que ha estado marcada, tatuada y una vez que llegaron aquí, nos contaban el Holocausto que ellos habían sobrevivido, para que nosotros podamos transmitir a las nuevas generaciones”, recuerda Udler.
La madre de Udler fue afortunada. Durante el escape, su familia fue separada. Algunos de sus hermanos y hermanas fueron asesinados en campos de concentración. Dice que llegar a Bolivia desde Europa era un trayecto sumamente largo, con muchos cambios culturales, en el orden socioeconómico y de vida que los alemanes y polacos judíos llevaban, pero que llegar a esta tierra era algo “bendito”. “El llegar a un lugar totalmente desconocido la atemorizaba, pero el hecho de ser libre, de sonreír después de todas las penurias que ella pudo vivir durante la época del Holocausto, lo valían”, agrega Udler.
Según la perspectiva del director del archivo Comibol, el carácter frio y calculador para los negocios de Hochschild sólo fue aparente debido a sus acciones humanistas que bien podrían valerle el título de “El Schindler boliviano”.

 

 

Su llegada
Hochschild llegó a Bolivia en 1921 atraído entre otras cosas por el auge del estaño que había iniciado a principios de siglo. Comenzó con el rescate de minerales. Tal actividad consistía en comprar pequeñas cantidades de mineral hasta juntar una cantidad que estimaba suficientemente grande para exportar.

Su riqueza
Se hizo dueño de las minas de Matilde, Caracoles y Bolsa Negra en La Paz, las minas de San José, Morococala e Itos en Oruro y la mina de Porco en Potosí. También tomó en arriendo la agotada famosa mina argentífera de Huanchaca en Pulacayo cuyo contenido en plata si bien era muy pobre, también contenía minerales de zinc y plomo. La desahogó, la puso en condiciones y la explotó con mucho éxito

Su salida
En 1952 fue el año de la “Nacionalización de las Minas” con cuyo decreto todos los bienes de los Barones del Estaño fueron confiscados. Antes de tal evento, Hochschild tuvo cuidado en trasladar todos sus capitales e intereses hacia Perú y Chile, fue indemnizado con 8.7 millones de dólares.

 ( El Paìs On-Line)

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