Claudia Monreal, presidenta de Women in Mining Chile, critica que las empresas no pongan restricciones a los proveedores que llevan promotoras con poca ropa y reparten folletos de clubes nocturnos.
Una semana antes de que causaran polémica las fotos tomadas en Expomin 2018, la feria minera más grande de Latinoamérica, que mostraban por una parte una inauguración protagonizada sólo por hombres y por otra a mujeres con poca ropa y folletos para descuento en clubes nocturnos, sí había mujeres en el escenario del encuentro. Se trató del segundo seminario «Mujer y Minería», que tuvo lugar el 19 de abril en el Hotel Cumbres de Vitacura, y contó con la presencia de los subsecretarios de ambas carteras. El encuentro terminó con la firma de un protocolo para impulsar la participación femenina en la minería.
Buscaba ser el arranque de la feria que se realiza desde el lunes en Espacio Riesco, y de la conversación participó Claudia Monreal, presidenta de Women in Mining Chile, consultora en minería y académica de la U. Adolfo Ibáñez. En su primera versión, años antes, el seminario tuvo lugar dentro de la misma feria. «Este año lo sacaron de feria con un millón de excusas, y yo dije que al hacerlo le bajaban el perfil al tema», dice Monreal en conversación con Emol. «Ellos argumentaron lo contrario: Que era una manera de darle mayor realce, porque así iba más gente. En el fondo, estaban diciendo que no es un tema que le interese a la gente y que si lo pones a competir con la oferta tecnológica, no van», añade. Una inauguración masculina El protocolo que se firmó ese día fue suscrito por el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, el Consejo Minero, Asociación de Proveedores Industriales de la Minería (Aprimin), Antofagasta Minerals y Fisa, y adquiría compromisos en cuatro puntos. Uno de ellos era velar por el hecho de que en los eventos en torno a la minería, ni los expositores, ni los patrocinadores, ni la forma de interactuar con los asistentes, ni los medios de comunicación, «usen la imagen de la mujer en forma discriminatoria, como mero objeto desvinculado del alcance del producto o servicio que se pretende promocionar».
«A la semana siguiente, en la inauguración de Expomin, no había ninguna mujer en el escenario», dice Monreal, denunciando inconsecuencia de la industria. Y dice que sí existían mujeres a las cuales invitar, como la presidenta de Aprimin, Susana Torres. En su lugar, subió al escenario un subdirector. «Si hubiera existido enfoque de género, se hubiese hecho un esfuerzo para que ella estuviera ahí. En la Empresa Nacional de Minería también hay una mujer en la secretaría general que podría haber estado», añade. A la cabeza de la filial nacional de una organización que nació en Londres en 2005 para disminuir la brecha de género en la industria minera, Monreal afirma que todavía falta mucho por avanzar. «Si te preocupa la imagen que quieres dar, si de verdad quieres cambiarle la cara a la minería y si estás declarando que la inclusión es un tema, entonces hay hartas formas de demostrarlo», afirma. Promotoras y clubes nocturnos La mañana del lunes 23 de abril, cuando se inauguraba Expomin 2018, la temperatura alcanzaba los 8°C. En Espacio Riesco, abundaban chicas vestidas con escasa ropa ajustada, usando tacos y promocionando los productos de la industria minera. «Ahí podrías alegar incluso temas laborales», dice Monreal, aunque le interesa dejar algo en claro, que, considera, puede ser un poco complejo de entender. «Nosotras no tenemos nada en contra de las niñas, porque son mujeres al igual que nosotras, y están trabajando al igual que nosotras».
«El problema está en el hecho de que, detrás de ellas, vayan tipos, que son gerentes, sacándole fotos a sus traseros. Con esa persona es con quien tenemos que trabajar, en el contexto de un ambiente súper masculinizado, y aunque puede que muestre una cara de respeto en la relación laboral diaria, en esto estamos viendo que no es alguien que respete a las mujeres», afirma. Por eso, argumenta, la responsabilidad de cambiar esa realidad no recae en las promotoras, sino en las empresas que contratan esos servicios de parte de proveedores, y que son las mismas compañías productivas. «Las empresas mandantes sí tienen la capacidad de poner todo tipo de restricciones a sus proveedores, y lo sé porque yo soy proveedora de minería y para eso hay muchas normas», asegura. Entre ellas hay requisitos ambientales y de seguridad. «Si estamos todos declarando que la inclusión es un tema, ¿por qué no le ponen el freno antes a los proveedores? Al final, los proveedores lo siguen haciendo porque son las empresas mandantes las que consumen ese servicio, porque le sale rentable. No hay un esfuerzo consciente para mostrar una industria más inclusiva», añade.
La tarde de este miércoles, Women in Mining Chile tiene programado realizar una intervención dentro de Expomin, acompañadas de un grupo de teatro con el que interpretarán representaciones de la mujer en la minería. Algunas chicas propusieron hacer algo drástico, como llevar un vedetto, pero finalmente resolvieron buscar la reflexión por otra vía. «Decidimos que no íbamos a mostrar nuestro punto usando la misma moneda, porque esto no es una guerra. Tenemos que hacer algo de más alto nivel, porque lo que estamos pidiendo, al final, es nivel».
Fuente: Emol.