“El sector minero en el país ha realizado grandes esfuerzos y está trabajando fuertemente por avanzar hacia una minería más sostenible. Es por ello que valoramos, en especial, el fuerte impulso en el uso de energías renovables, que se cuatriplicará a 2023”, aseguró el subsecretario de Minería, Iván Cheuquelaf.
Según datos de Cochilco, actualmente el porcentaje de potencial uso de energías renovables respecto de la demanda total de electricidad de la minería del cobre es de 10,5%, las que provienen principalmente de fuentes solares y eólicas. Sin embargo, las estimaciones apuntan a que llegará a 49% en 2023.
Así, a ese año las mineras incorporarán 13 TWh/año (13.000 Gwh/año), siendo los mayores contratos Escondida y Spence con 6,6 TWh/año, y Anglo American con 3 TWh/año.
El subsecretario también destacó el compromiso de la Empresa Nacional de Minería, que en 2021 será una de las primeras empresas mineras que tendrá todo su consumo eléctrico garantizado por fuentes de energía limpia.
“El hecho de que en tres años más, casi la mitad de la electricidad provendrá de fuentes de energías renovables no convencionales, es una muy buena noticia, porque estamos viendo el compromiso que han adoptado las empresas de cuidar el medio ambiente, utilizando dichas energías para poder efectuar sus operaciones. Sabemos que se está haciendo un gran esfuerzo y esperamos que el uso de energías limpias siga incrementándose con el paso del tiempo”, afirmó la autoridad.
Según estimaciones de Cochilco, el consumo eléctrico en la minería del cobre podría llegar a 33,1 TWh al 2030, lo que se explicaría por razones estructurales como el envejecimiento de las minas, caída en las leyes del mineral, decaimiento de los minerales oxidables, lo que conduce a una producción enfocada en concentrados, proceso altamente intensivo en electricidad.
Cabe destacar que las compañías mineras tienen al menos tres mecanismos para incorporar dicha energía: uso directo de ERNC en algún proceso, mediante un proyecto de ERNC desarrollado por la propia minera para su abastecimiento (como es el caso de Gabriela Mistral de Codelco y Centinela de AMSA); a través de contratos PPA en los que la minera ha participado en la inversión del proyecto de ERNC (como Zaldívar de AMSA y Quebrada Blanca, entre otros); y a través de contratos PPA en los que la minera como cliente solicita a su generador que el suministro sea con energías renovables (por ejemplo Chuquicamata de Codelco y Collahuasi).