Fue el pasado 19 de agosto cuando el precio del cobre marcó un hito en medio de la pandemia: luego de dos años, por primera vez se posicionó por encima de los US$3 la libra y desde el 9 de octubre no volvió a bajar de ese piso.
Solo en noviembre, el valor del metal creció 14,6% y ayer cerró bordeando los US$3,5 la libra -nivel no visto desde 2013- en la Bolsa de Metales de Londres, pulverizando todas las estimaciones respecto a cómo se comportaría a fin de este año.
Para los especialistas, esto no se trata de un incremento que se extenderá por un par de semanas o algunos meses, sino que aseguran que la presión alcista -dada por un conjunto de factores a escala mundial-, se mantendría por un periodo prolongado, lo que hace recordar el denominado “súper ciclo” del cobre que se vivió en el país hace algunos años, llevando al metal a alcanzar un histórico US$4,6 la libra en febrero de 2011 y, de paso, engrosar de forma importante la billetera fiscal.
Según dijo a Emol Álvaro Merino, gerente de estudios de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), “todas las proyecciones de precio para 2020 no consideraban un valor del cobre como los que estamos observando actualmente”, explicando que su fuerte alza se debe, fundamentalmente, a la rápida recuperación económica que ha tenido China -que capta más del 50% del consumo mundial de cobre-. “Los estímulos aplicados por China, en orden de inyectar liquidez, rebaja de impuestos e inversión en infraestructura han tenido un claro efecto, pues el gigante asiático ha crecido a mayor velocidad de lo que se había estimado inicialmente”, acotó.
Otro factor, continuó, “es la depreciación del dólar a nivel internacional. También ha influido la restricción en el suministro, por paralizaciones de yacimientos mineros en Perú, México, Panamá y África, particularmente en el segundo y tercer trimestre”, sumado a la “disminución de inventarios” y las “expectativas de una pronta vacuna contra el covid. Junto con lo anterior, se destacada el aumento de apetito por cobre por parte de los fondos de inversión, lo que ha impulsado el precio”.
En tanto, Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de Plusmining, señaló a este mismo medio que “los planes de estímulo que se introdujeron en las economías más desarrolladas están cambiando un poco el contexto macroeconómico que es relevante para los commodities, hay mucha plata en planes fiscales y también en planes de política monetaria”.
“Eso está traduciéndose en presiones alcistas en el precio de algunos activos y los commodities, en este momento, son bastante favorecidos. Además, hay un ambiente donde se espera un nivel de inflación más alto, cuando hay periodos de inflación altos los commodities tienden a tener buen desempeño. Hay una tendencia a un dólar más bajo, eso también va ayudando y bueno, además de eso, tienes que ha habido un comportamiento de la economía china que ha sido muy bueno”, agregó.
Así, subrayó Guajardo, “por muchos años los que estamos analizando el precio del cobre venimos diciendo que los fundamente del mercado, o sea, oferta y demanda eran positivos. Y muchos hablábamos un poco en el desierto porque el precio no reaccionaba, pero ahora que estas condiciones se están manifestando, los fundamentos tan positivos que tiene el cobre comienzan a estar un poquito más en evidencia, y eso ciertamente va a apoyar que los precios sigan en un buen nivel”.
Mientras que el académico y ex director del Centro de Minería UC, Gustavo Lagos, reconoció que él esperaba que el precio del cobre culminara este 2020 a un precio menor, y aseguró que la subida que se ha visto es “producto de un montón de cosas: de lo bien que le ha ido a China, de que va a haber un cambio (de mando) más suave del que pensábamos en Estados Unidos, eso ha impulsado a los mercados en general, y también la vacuna. Entonces, son tres elementos muy poderosos, y eso es lo que ha impulsado al cobre. Los inventarios siguen bajando, por lo tanto, sigue subiendo el cobre, básicamente”.
¿Nuevo “súper ciclo”?
Sobre cómo espera que se comporte el cobre en el mediano plazo, Lagos expuso que “hace pocos días pensaba que el precio del próximo año va a ser en torno a US$3,2, pero me puedo equivocar obviamente, a lo mejor voy a estar muy lejos. Podría ser que 2021 sea un año realmente excepcional”.
Dicho eso, y consultado si es que cree que esto podría gatillar en el inicio de un nuevo “súper ciclo” del cobre, no lo aseguró ni lo descartó, pero sí expuso que una posible amenaza es que “en 2022 entran varias minas en producción, eso se supone que va a afectar el precio a la baja, pero la verdad es que no es tan fácil producir cobre, entonces no estoy tan seguro de esa predicciones, además creo que el resto de las minas no es tan claro que mantengan su producción, entonces no basta con que entren nuevas”.
“Ahora, es posible que con este precio se meta un montón de gente a producir que antes no estaba produciendo. Además, hay una presión de parte de la chatarra, cuando sube el precio también sube el precio de la chatarra (de cobre). Por lo tanto, creo que sí vamos a tener un precio muy bueno en 2021, que yo estimo en US$3,2, tal vez puede ser un poco más alto, pero no creo que sea más de US$3,5”, apuntó, añadiendo que ver al cobre cotizando en US$4 la libra son “palabras muy mayores (…), puede eventualmente llegar a más de US$3,5, pero no se va a mantener en esos números”.
Guajardo, por su parte, sostuvo que la visión que tiene de mediano y largo plazo respecto al precio del metal rojo es “positiva, porque la demanda para el cobre se ve muy positiva por el tema de la descarbonización y la electromovilidad. Todo eso está significando mayor consumo de cobre. Y por el lado de la oferta, está siendo muy difícil desarrollar proyectos no solamente en Chile, en muchos otros países hay dificultades. Entonces, con ese panorama, uno ve que el mercado tiene buenos fundamentos de oferta y demanda”.
Dicho eso, prefirió no calificar este momento como un eventual “nuevo súper ciclo”, pero “sí puedo decir que es probable que tengamos un periodo prolongado de precios altos importante”. Eso sí, aseguró que también hay riesgos producto de los efectos de la pandemia: “Hay una probabilidad alta de que, en medio de esto, haya una crisis financiera de un tamaño considerable. Entonces, me parece que la mejor descripción que puedo dar es que creo que habrá un periodo de altos precios (del cobre) que va a ser prolongado, pero con un riesgo importante de una crisis intermedia debido a los desequilibrios que se están incubando en la economía mundial”.
Merino, de Sonami, fue más cauto, indicando que “no se descarta que en el corto plazo el cobre pueda seguir subiendo, no obstante, diría que hay que tener cautela, pues el próximo año va a ingresar al mercado una oferta importante de cobre, a lo que se agrega ciertos riesgos que dicen relación con el comportamiento de la economía mundial particularmente en lo relativo a los efectos de un segundo rebrote de covid y una recuperación económica más lenta de lo estimado”.
“No hay que perder de vista que el rápido aumento en la cotización observado en los últimos días se explica, principalmente, por el fuerte impulso de los fondos de inversión. Por tanto, reitero, hay que tener una amplia dosis de cautela respecto del precio futuro del cobre”, resaltó.
A su vez, Tomás Flores, economista e investigador de Libertad y Desarrollo, no estima que el metal rojo esté frente a un nuevo “súper ciclo”, afirmando que “estamos en la recuperación de los niveles precios a la guerra comercial entre Estados Unidos y China y de la pandemia”.
Aporte fiscal
Con todo, Merino recalcó que el “alza del precio del cobre es una muy buena noticia para Chile, el incremento de la cotización del principal producto minero y de exportación, dinamiza la economía y aumenta la contribución de este sector productivo al financiamiento fiscal”, añadiendo que “en efecto, por cada centavo de dólar promedio anual que aumenta la cotización del cobre, Chile incrementa sus ingresos en US$125 millones por exportaciones y el fisco en US$60 millones por concepto de excedentes de Codelco y tributación de la minería privada”.
En esa línea, Lagos reafirmó que por cada centavo de dólar promedio anual ingresan al fisco alrededor de US$60 millones, distinto al cálculo de la Dirección de Presupuesto (Dipres), que estima que cada centavo adicional en el precio del cobre aporta unos US$20 millones.
A juicio del académico, en la Dipres “dieron unos números que no eran correctos. Pero, de todas formas, con estos precios estamos en un aporte muy alto al fisco”.
Por último, Guajardo también hizo el punto respecto a que la Dipres “por alguna razón, tiene una proyección bastante conservadora de lo que significa el aporte del cobre a las arcas fiscales. Toda la gente con la que hablo yo en el mundo minero tenemos una estimación más alta”.
“Nosotros calculamos que un centavo que se mantenga todo un año significa US$50 millones para las arcas fiscales. Sin duda es una inyección de recursos importante para el país y que se va a necesitar más que nunca”, concluyó.