Fuertes ráfagas de viento que se dejaron sentir el mediodía del sábado en la bahía de Quintero habrían propiciado el nuevo derrame de combustible durante una operación de transferencia de carga a través de la monoboya de propiedad de la Refinería Aconcagua de la Empresa Nacional del Petróleo.
La cambiante condición meteorológica hizo que el buque tanquero Ikaros modificara bruscamente de posición, rompiendo las espías que lo ataban a la monoboya. Ello desprendió los flexibles por los que se abastecía de aceite decantado ( slurry oil ) desde los estanques que Enap mantiene en tierra.
Según el gerente de operaciones de Enap Aconcagua, Edmundo Piraíno, al momento de ocurrir el incidente y por el viento reinante, se había detenido la carga, por lo que ya no se bombeaba el combustible desde tierra, y habría reducido el derrame al contenido de combustible dentro de los flexibles, cuya capacidad es de 5 metros cúbicos (5 mil litros), según precisó la seremi de Medio Ambiente, Tania Bertoglio. Ni la empresa ni las autoridades han dado una cifra oficial del volumen vertido.
Alertas
El capitán de puerto de Quintero, Sebastián Sepúlveda, señaló que la repartición a su cargo envió el viernes, un día antes del accidente, dos avisos meteorológicos a los usuarios marítimos. El primero -a las 11:16 de la mañana- alertó de condiciones meteorológicas especiales y el segundo -a las 17:06- de mal tiempo, situación que alcanzaría su mayor intensidad la tarde del sábado.
«En ambas comunicaciones, la autoridad marítima dispuso adoptar las medidas de seguridad a la nave por medio de la agencia marítima y a la instalación portuaria», aseveró.
El gerente de Enap Aconcagua reconoció que estaban informados del mal tiempo, pero aseguró que se resolvió proceder a la operación de carga de todas formas, porque la propia autoridad marítima emitió informes de condición portuaria que autorizaban todo tipo de actividades.
Dijo que recién a las 13:07 horas del sábado, cuando ya el viento reinante alcanzaba ráfagas de hasta 52 nudos, recibieron un nuevo informe sobre condición portuaria, restringiendo las actividades.
«El paso de una condición a otra fue intempestivo. El inusual comportamiento del viento nos impidió mantener la posición del buque con las cuadrillas de riesgo», explicó Piraíno.
Con todo, la empresa no pudo constatar que el incidente había generado una emergencia sino hasta el día siguiente. El combustible, viscoso y cuatro veces más pesado que el agua, está aposado en el fondo del mar desde donde deberá ser retirado mediante mangueras de succión por buzos especializados.
Por su parte, pescadores de la zona denunciaron que trazas del aceite ya se han extendido una milla a lo largo del sector de Loncura.
( El Mercurio )