Rosita Olivares mujer minera: “Por fin una alegría”

  • rositaA los 74 años sueña con encontrar la gran veta y mientras la busca, fue elegida por el Ministerio como la Mujer Destacada de la Pequeña Minería.

“Ven, no sufras, ven conmigo, 

porque aunque no lo sepas, eso yo sí lo sé:
yo sé hacia dónde vamos, y es ésta la palabra:
no sufras
porque ganaremos,
ganaremos nosotros,
los más sencillos
ganaremos,
aunque tú no lo creas, Ganaremos.

 Pablo Neruda.

Han recorrido, codo a codo, los caminos y cerros nortinos persiguiendo el gran sueño. Ya llevan una larga vida tras la gran veta que les permita vivir sus últimos días tranquilos y sin pesares, pero aún nada. Y mientras esperan ese gran momento, algo de alegría llegó al hogar que conforma el matrimonio de  Rosita Olivares y Mercedes Moscoso, así tal cual. Claro, la mujer de la casa fue elegida como la “Mujer Destacada de la Pequeña Minería” por el Ministerio.

Rosita, de 74 años, diminuta y frágil, nunca se queja. Por el contrario, sonríe y sueña. “Algún día daremos con una buena veta y me casaré por la iglesia”, dice con mucho optimismo, mientras su esposo Mercedes la mira con cariño, sonríe y señala que “nunca ha bajado los brazos. Parece frágil, pero tiene un corazón aguerrido. La quiero mucho y siempre ha estado a mí lado luchando por alcanzar ese sueño, que aún no llega”.rosita1

Y claro, Rosita está a su lado desde que se casaron en Inca de Oro y han trabajado junto en la Mina Sara, luego en Isleña y ahora en Santa Teresita. “Yo nunca lo he dejado, además que siempre he estado ligada a la minería, pues en Illapel mi padre también era pirquinero. Pues bien, ahí nació el amor por dar con una buena veta y más cuando conocí a mi “Viejo”. Si estamos juntos desde siempre y así seguiremos, luchando por ese sueño”.

Cuenta Rosita, madre de seis hijos, que ya no pasa todo el día junto a su esposo buscando esa veta, porque el doctor se prohibió. “Mire, ahora estoy enferma del pulmón, además que la otra vez me caí y tengo un fierro en la pierna. Puros problemas y, por si fuera poco, la última carga que mandamos la dejaron en el Panteón por baja ley. Es decir, trabajamos por las puras y perdimos plata. Qué le vamos a hacer, así es mi vida, siempre luchando. Es decir, trabajar, padecer y morir. Por lo menos, este premio nos viene a dar algo de alegría. ¿Y cómo será? Ojalá sea algo de plata. No… un reconocimiento ya es bueno; soy sencilla y eso bastará”.

De cómo se ganó el premio de la Mujer Destacada en Minería, Rosita Olivares mira el horizonte mientras camina por el lugar donde está su marido Mercedes buscando por dónde va la veta y señala que todo fue obra de Juanita Úbeda, presidenta de Sindicato. “Ella hizo todo y ahora me dice que me eligieron. Pero, humildemente, creo que tengo méritos, ya que me he pasado la vida entera buscando entre cerros. Y es verdad, he realizado muchas faenas, puesto que en la Mina Sara y en Isleña fui cocinera y también en Santa Teresita. Claro está, que aquí hice de “winchera”, además de llenar el balde con piedra, siempre al lado de mi esposo, ayudando y sin bajar los brazos, porque pucha que cuesta ganarse la vida”.

Agrega que Mercedes, su esposo, hace el trabajo sólo, pues  “es un pirquinero a la antigua y también por obligación. Como no tenemos recursos, además que nos dejaron el material en el Panteón, no hay dinero para comprar una batería para el compresor. Y, por si fuera poco, se cayó un panchón, tapó la veta y ahora buscará por otro lado, ya que la veta también viene por ahí…”

Con todos los problemas, ya sea de salud y de dinero,  Rosita Olivares sigue luchando y cuenta que no puede estar mucho en la mina, así que ahora “soy la encargada de vender el producto. Es decir, una pequeña productora. Y tengo que hacerle empeño, porque tenemos unas pensiones de miseria; mi esposo gana 120 y yo como 90 mil pesos. Así que, aunque nos queda poco tiempo, seguimos buscando ese sueño que nos dé tranquilidad en el ocaso de nuestras vida”.

( Fuente: El América)
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