Recientes investigaciones han demostrado una mayor aceleración en la velocidad de derretimiento de las grandes masas de hielo en nuestro país. Esta realidad ha llevado a los investigadores del Centro de Tecnologías Ambientales (CETAM) de la USM a realizarse una serie de preguntas: ¿De qué manera concreta las actividades humanas están dañando los glaciares? ¿De dónde provienen los contaminantes que los están afectando y cuáles son? ¿Cuál es el efecto de estos contaminantes sobre la nieve y el cambio climático?
Para abordar estas preguntas, CETAM realiza una investigación de largo alcance -que ha sido financiada desde 2003 por diferentes fuentes de financiamiento nacionales e internacionales, como el propio CETAM, el Ministerio de Medio Ambiente, la Dirección General de Aguas del Ministerio de Minería, proyectos del Instituto Antártico Chileno (INACH), CONICYT (Chile) y su contraparte SER (Suiza), y la agencia de cooperación española AECID- que pretende determinar la huella dactilar química de los contaminantes ambientales, su influencia sobre el aumento de la velocidad de derretimiento de los glaciares y su impacto sobre el efecto invernadero.
Cuenta Francisco Cereceda, profesor titular del Departamento de Química y director del CETAM, que obtener información al detalle es especialmente relevante si se piensa que las partículas de aerosoles de contenido fundamentalmente carbonáceo absorben una mayor cantidad de radiación solar (IR) que la nieve, aumentando su temperatura, por lo que son capaces de derretirla. Este fenómeno produce entonces un aumento de la velocidad de derretimiento de los glaciares, modificando el albedo terrestre (reflexión) y aumentando así el efecto invernadero.
Para recolectar esta información se analizan testigos de hielo, nieve y aerosoles recolectados en glaciares de la Cordillera de Los Andes en la zona centro sur de Chile, Patagonia y hasta la Antártida.
Agua, recurso esencial
Francisco Cereceda sostiene que más allá del interés científico, tener un conocimiento profundo de los glaciares es clave por las implicancias ambientales, económicas y sociales que tienen.
Provisión de agua potable, minería, agricultura y energía son algunas de las actividades que dependen de estas grandes masas de nieve y hielo. A su vez, dice, ellos forman parte de la cosmovisión de los pueblos originarios, por lo que son fuente de una gran riqueza cultural, además de sustentar una amplia biodiversidad de ecosistemas.( El Mercurio )