Lo primero que se viene a la mente cuando se escucha hablar de Andacollo son sus multitudinarias fiestas religiosas y su tradición minera. Sin embargo, esta comuna tiene mucho más que ofrecer y está apuntando a la calidez de sus personas como atractivo turístico.
Visitar Andacollo no necesariamente significa llegar directamente hasta la ciudad. Así lo ha propuesto el grupo de emprendedores de la comuna que se hace llamar “Red de Hospedaje”, que también trabajan con otros oferentes turísticos dedicados a la artesanía, la fabricación de productos naturales, la exposición de hitos históricos andacollinos, entre otros. Fabiola Araya, presidenta de la red, comentó que “esta unión es para potenciar el turismo de Andacollo, destacando la minería y la religiosidad, pero potenciando el trabajo de los emprendedores de la zona”.
EL PEÑÓN »
En la primera parada de este recorrido, a un costado de la Ruta D-51, se encuentra el emprendimiento “Productos Ita”, donde Margarita Román ofrece lo mejor en productos naturales. Desde miel, mermeladas y dulces de membrillos hasta licores, todos hechos con productos de su propio huerto. “Uno de los productos que más lleva la gente son las mistelas, estos licores artesanales hechos de frutas y hierbas”, comentó Román.
Margarita también ofrece la posibilidad a los turistas de visitar su parcela y conocer el origen de los productos que vende. En el lugar se pueden observar panales de abejas, gallinas, cabras y todo lo necesario para autoabastecer su negocio. Este emprendimiento, bautizado “Ita” porque las dueñas, madre e hija, se llaman Margarita, representa una oportunidad para contactarse con la naturaleza y “probar productos únicos, hechos con una receta casera que usa sólo productos naturales”, especificó Román.
EL MANZANO »
A unos cuantos kilómetros de El Peñón, se encuentra El Manzano, donde se ubica el jardín “El Arrayán”, administrado por Olga Monardez, quien ofrece rosas, claveles, lilium y otras flores. “La gente puede comprar las flores en mi local que está a un costado del camino, pero también puede conocer los invernaderos, donde tengo todas mis flores”,- manifestó la dueña de este emprendimiento.
Monardez también ofrece, para quienes reserven, un servicio culinario único enfocado en la preparación de comida campestre. “Es una escapatoria de la comida chatarra y de los platos envasados”, recalcó Olga, quien recibe a los visitantes con exquisitos platos preparados en una cocina a leña, entre los que destaca la cazuela de gallina, acompañada de las frescas ensaladas. “Los niños de hoy sólo conocen lo que pueden comprar en un supermercado, se asombran cuando comen una cazuela gallina”, sentenció Olga.
LAS CALLES »
Para hacer un recorrido por los principales atractivos de Andacollo, se recomienda transitar por la calle José Urmeneta, la cual no es difícil de ubicar pues sólo hay que dirigirse hasta la Basílica menor, la cual puede ser vista desde cualquier parte de la ciudad. Esta gran edificación está hecha completamente de madera y año a año recibe a miles de fieles y turistas que llegan para homenajear a la Virgen.
A un costado de la basílica se levanta el Templo Chico, uno de los más antiguos del país y que comenzó a ser construido en 1772. En este lugar descansa la imagen de la Virgen de Andacollo, que se alza en lo más alto ara ser apreciada por los fieles quienes acostumbran a dejar obsequios de agradecimiento a María en el Museo de Ofrendas.
PIEDRA ANDACOLLITA »
Siguiendo por calle Urmeneta se encuentra la Sala Museográfica Yahuín donde se exhiben los principales hitos históricos de la comuna de Andacollo, enfatizando el legado que dejaron las distintas culturas que habitaron en la zona. En el lugar también se encuentran piezas de artesanía hechas en piedra andacollita. Leopoldo Urrutia se autodeclara como el descubridor de esta roca. “Un día me hicieron un regalo con esta piedra, cuando fui a Santiago me dijeron que era un material desconocido”, recordó el artesano que decidió volver a Andacollo para dedicarse a trabajar con este nuevo material.
Desde aquel hallazgo pasaron 26 años, “siempre dije que algún día iba a descubrir algo especial y lo logré”, manifestó con orgullo Urrutia quien, acompañado de su esposa, Nora Díaz, ha sacado adelante un negocio que con el tiempo se convirtió en su principal sustento económico. “Yo no sabía nada sobre modelar piedras, pero aprendí”, confesó este esforzado artesano que admite que su inspiración viene de un lugar especial, “muchas veces cuando estoy durmiendo, sueño algunos diseños y después los recreo”. Entre los productos que ofrecen Leopoldo y Nora destacan los collares, aros, llaveros y figuras de animales.
IMÁGENES RELIGIOSAS »
A unos metros de la sala museográfica se encuentra el local “Emaús” donde José Veliz se dedica a producir y vender imágenes religiosas. Este andacollino se presenta como el único artesano que fabrica este tipo de figuras. “Es más fácil comprar las figuras hechas y sólo pintarlas, por eso la gente ya no las fabrica, pero yo aún tengo algunos moldes para yeso y cuando puedo confecciono algunas piezas” expresó Véliz.
José comenta que la demanda por imágenes religiosas es cada vez menor y que por eso también ha disminuido el número de locales que se dedican a la venta de estos productos. “Sólo en épocas de fiesta aumenta la venta, los otros días se vende cuando vienen turistas solamente”. Sin embargo, esto no quiere decir que haya una pérdida de la creencia de esta religión, “la gente que compra suele pedirle a un cura que bendiga la imagen, no es que sea obligación, lo hacen porque así sienten al Señor y a la Virgen más cerca”, expresó el artesano.
TRAPICHES »
En la entrada a la ciudad, se ubican los trapiches, un hito de la idiosincrasia andacollina, que refleja el trabajo y la historia de la minería en el sector y que actualmente se ha convertido en un destino turístico para los visitantes. Alejandro Ahumada es pirquinero, él permite que las personas vivan la experiencia, en primera mano, del proceso de extracción del oro. “La gente puede conocer desde el momento en que el pirquinero va a la mina, trabaja la veta y ve si es que hay oro o no”, explicó Ahumada, agregando que “los visitantes no pueden entrar a la mina por razones de seguridad, por eso tenemos el Aula Virtual donde les presentamos el proceso a través de fotografías”.
Luego de observar el proceso de recolección del mineral, los visitantes pueden vivir personalmente el trabajo que se hace en trapiche, donde se separa el oro de la roca a través del uso de mercurio, “este proceso es fundamental, aquí se ve cuánto oro se puede obtener”, destacó Alejandro. Al término de la visita, las personas pueden vestirse como un verdadero pirquinero y posar frente a la cámara usando el caso, el capacho, la lámpara y sostener en sus manos un lingote de oro. “A la gente le gusta vestirse de pirquinero. Esto completa la experiencia”, dijo Ahumada.
LÁMPARAS DE BRONCE »
Andacollo es conocido por su tradición minera y religiosa y ambos aspectos suelen estar entrelazados. Un ejemplo de ello es la historia de Segundo González y su esposa, Ester Araya, quienes a cuesta de sacrificios y mucha fe, sacaron a flote el negocio de las lámparas de bronce.
Durante su juventud, Segundo trabajó como pirquinero, pero cuando eso terminó, no se dio por vencido. “Cuando me jubilé a causa de un accidente siempre dije ‘nunca me van a ver de vago, algo tengo que hacer’ y así lo hice”, recalcó el artesano, quien haciendo uso de su experiencia minera descubrió un nuevo mercado y, de paso, una oportunidad para mantener viva su pasión por la minería.
Segundo se propuso fabricar un artefacto que es esencial en el trabajo del pirquinero. “Cuando me dijo que quería dedicarse a hacer lámparas pensé que mi marido estaba loco porque nunca le pagaban por ellas”, comentó Ester. Pero la determinación de su esposo era tal que no sólo siguió con su cometido, sino que también logró entusiasmar a su esposa. “Yo no torneo las piezas, pero sí corto los materiales y los pulo”, especificó Ester, destacando que toda ayuda es buena porque el proceso de confección de las lámparas es complejo y muy minucioso, “cada lámpara tiene 27 piezas, si quiero hacer sólo una me demoro alrededor de tres días”, comentó Segundo.
OBSERVATORIO COLLOWARA »
Hace ya un tiempo, la administración de este observatorio pasó a manos de los mismos habitantes de Andacollo, organizados en la Red de Hospedaje, quienes se han propuesto darle un giro a la atención que éste ofrece. “El Collowara busca ser un observatorio diferente que ofrezca nuevos servicios a los clientes”, destacó Javier Jaque, miembro de la Red de Hospedaje, quien además agregó que “la idea es que la gente venga y se sienta atraída por la calidez de las personas que aquí atienden, los vamos a tratar como amigos, queremos que se sientan libres en el observatorio y que no estén presionados por la cantidad de visitantes”.
Andrea Castillo, una de las guías del tour, aclara que “nosotros queremos que las personas vivan una experiencia mística”.
( Fuetne: Diario el Día )