Radiación Ultravioleta; Un enemigo los 365 días del año

Se consideran expuestos a radiación UV aquellos trabajadores que ejecutan labores sometidos a radiación solar directa en días comprendidos entre el 1° de septiembre y el 31 de marzo, entre las 10:00 y las 17:00 horas, y aquellos que desempeñan funciones habituales bajo radiación UV solar directa con un índice UV igual o superior a 6, en cualquier época del año… Los empleadores de trabajadores expuestos deben realizar la gestión del riesgo de radiación UV adoptando medidas de control adecuadas.»

La ley chilena es clara. Reconoce el peligro para la salud que significa someterse a la radiación ultravioleta y establece las medidas de información y de cuidado que deben aplicar los empleadores. Así, dependiendo del grado de exposición, tienen que proporcionar a sus colaboradores elementos de protección personal, tales como sombrero de ala ancha o casco con vicera e implemento legionario, lentes y protector solar spf 30.

La dermatóloga Tatiana Riveros agrega que «también deben preocuparse de que las áreas de descanso y de distribución de faenas estén sombreadas y de darles instrucción sobre cómo y por qué cuidarse del sol. Además, en el ingreso a la faena debe indicarse el índice de radiación UV pronosticado para cada día».

La preocupación es justificada: en los últimos cinco años la tasa de cáncer a la piel en Chile ha aumentado de 20 a 25 casos por cada 100 mil habitantes, ubicándose en el tercer lugar del cáncer más común en el país.

usarlos bien

Generalmente, el interés por el tema surge al aproximarse el verano. Pero la verdad es que debería estar presente durante los 365 días del año, ya que la radiación ultravioleta nos afecta permanentemente, inclusive en días nublados.

«El cáncer de piel puede aparecer en cualquier persona, pero es más frecuente en gente de piel blanca que se quema fácilmente y rara vez se broncea; en quienes tienen ojos claros y cabello claro o colorín y en los familiares de los que han tenido cáncer de piel», comenta la Dra. Riveros.

También aclara que no por más alto que sea el factor del protector solar que se use uno estará más protegido. «Lo importante es usarlo bien. Esto significa aplicarlo 20 minutos antes de exponerse al sol, sobre la piel seca y repetir la aplicación cada 2 o 3 horas, según sea la actividad que se realice, usando una cantidad apropiada que equivale a siete cucharaditas de té por vez para todo el cuerpo. En la playa o piscina hay que volver a usarlo después de cada baño. Por último, hay que recordar que nada protege mejor que la ropa seca de trama gruesa y de color oscuro; que se debe evitar el sol del mediodía, y siempre preferir la sombra».

Pero aprovecha de recordar que en la sombra se recibe la radiación indirecta que refleja la superficie sobre la cual estamos. «Por ejemplo, el pasto refleja alrededor del 15%, la arena 20% y la nieve y las superficies blancas 85%, lo que prácticamente equivale a tener un sol arriba y otro abajo. Por eso igual es importante protegerse inclusive en los lugares sombreados que están al aire libre».

Aclara la especialista que no existen bloqueadores solares, sino protectores, o fotoprotectores, que protegen la piel del daño que causa la radicación en el ADN de las células y que ellos filtran esa energía, pero no en su totalidad.

«Los protectores se diferencian entre físicos, químicos y biológicos según su composición. Los físicos están principalmente compuestos de sustancias que reflejan o que cambian la dirección de la radiación UV. Los químicos tienen además moléculas que absorben la energía de la radiación UV y cambian su conformación química. La mayoría tiene mezcla de ambos y se deben reaplicar ya que, con el paso de las horas, se agota la capacidad de absorber energía que puede dañar las células de la piel. Y los biológicos incluyen aditivos, como antioxidantes, que protegen, en cierto grado, estas células. Hoy, los nuevos fotoprotectores poseen partículas inorgánicas ultra micronizadas y no solo actúan reflejando y difractando la energía, sino que además actúan como semi conductores y, por ende, también la absorben en cierto grado. Estos productos vienen en spray o crema y cada uno puede usar el que mejor le acomode. Pero podemos decir que para pieles grasas son mejores los gel o cremas no grasas y que los más cremosos son ideales para las pieles más secas. También hay  sprays transparentes para las zonas pilosas y champús con protectores solares».

Como ya dijimos, el cuidado debe estar presente durante las cuatro estaciones, todos los días. No hay que olvidar que muchas actividades nos exponen a la radiación UV: por ejemplo, el conducir autos o cualquier otro vehículo.

«Los parabrisas son vidrios laminados que solo permiten el paso de la luz visible, frenando a los rayos UV. Pero los vidrios laterales son normales y, salvo que tengan filtro, dejan pasar la radiación UV de tipo A que es la que induce el fotoenvejecimiento prematuro. Esta radiación UVA penetra las capas más profundas de la piel y daña las fibras colágenas y elásticas, lo que hace que aparezcan arrugas y se adelgace la piel. Además, favorece la aparición prematura de manchas de color café. Por eso, hoy la mayoría de las cabinas de grúas y maquinarias de la minería y la construcción tienen filtros UV en los vidrios, para proteger a los trabajadores».

Quienes no se rinden ante el bronceado pueden recurrir a los autobronceantes que, como explica la doctora Riveros, si no producen alergia no tienen contraindicación. Pero por ningún motivo, agrega, hay que optar por los solárium. «Se han catalogado como cancerígenos, ya que favorecen la aparición de todos los tipos de cáncer de piel, incluso el melanoma. Se calcula que 20 sesiones de solárium acumulan la radiación UV que una persona normal toma en un año y medio, y que el gran usuario, vale decir el que toma sobre 100 sesiones anuales, gana 5,2 años de envejecimiento. Por esto, en Chile, y siguiendo una sugerencia de la Organización Mundial de la Salud, se promulgó en abril de 2007 un reglamento al respecto».

Finaliza explicando que son tres los tipos de cáncer a la piel más frecuentes: el basocelular y espinocelular, que se manifiestan como un bulto que aparece o como una herida que no cura, y el melanoma, que se refiere a las lesiones pigmentadas malignas. «Todos los cánceres de piel detectados a tiempo se pueden sanar, por eso es importante revisarse anualmente, o cada vez que la persona note un cambio en un lunar».

Protocolo de montreal

Relacionado con la prevención del cáncer de piel, el protocolo de Montreal, suscrito por Chile, compromete a las naciones a reducir la emisión de gases cuya presencia en la atmósfera contribuyan al adelgazamiento de la capa de ozono, favoreciendo la exposición a la radiación UV.

Además, explicita exigencias como que los bloqueadores, anteojos y otros artículos destinados a proteger de las quemaduras solares deben señalar su factor de protección relativo a la equivalencia del tiempo de exposición a la radiación UV nociva sin protección, indicando su efectividad ante diferentes grados de deterioro de la capa de ozono. También obliga a etiquetar los productos controlados por el Protocolo, y que no estén prohibidos, con un aviso que advierta su contribución al deterioro de la capa de ozono. Agrega que los informes meteorológicos de los medios de comunicación deben referirse a los niveles de radiación UV y riesgos asociados para la población.

Junto con referirse a la obligación por parte de los empleadores de proteger a sus trabajadores expuestos a la radiación UV nociva, dice que los instrumentos y artefactos que emiten estos rayos, como lámparas o ampolletas, deben incluir en sus especificaciones técnicas o etiquetas una advertencia respecto de los riesgos que su uso implica para la salud de las personas.

 

( Fuente: El Mercurio )

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