Lejos del antiguo mito que las mujeres no podían entrar a una mina, la experiencia nacional e internacional demuestra que impulsar la participación de la mujer sigue siendo una asignatura pendiente.
En 2017, la participación femenina en el número de ocupados en la industria minera nacional fue 8,4%. Si bien esta cifra ha aumentado desde 2010, cuando era 6,8%, la minería es la segunda actividad económica con menor cociente ocupadas mujeres/ocupados total. Solo la construcción tiene una menor participación femenina en el número de ocupados (6,3%).
El porcentaje de ocupados en la minería que son mujeres en Chile es mayor al de nuestro principal competidor minero a nivel continental: Perú (5,5%). Sin embargo, es baja si se compara con países mineros desarrollados como Canadá (19,9%) y Australia (14,3%).
A partir de estas cifras se tendería a pensar que el mayor empleo de hombres en la minería se debe a que estos están más capacitados que las mujeres para desempeñar labores mineras. Sin embargo, según cifras del Consejo de Competencias Mineras, a iguales cargos dentro de la faena, la formación educacional de las mujeres es mayor que la de los hombres. En todos los estamentos mineros (profesionales, supervisores, mantenedores y operadores), el porcentaje de mujeres ocupadas con educación superior es mayor al de hombres. En cargos de supervisión, por ejemplo, el 93% de las mujeres tiene educación superior completa, mientras que solo el 70% de los hombres supervisores alcanza ese nivel educacional.
Para derribar las barreras se debe, por un lado, incentivar a las empresas a contratar mujeres y, por otro, incentivar a las mujeres a participar en la minería. En el primer campo, la reducción de costos regulatorios para las empresas asociados a la contratación femenina es fundamental. Existe consenso en la necesidad de reemplazo de la ley de salas cuna por un financiamiento general para todos los hijos de parejas en que ambos trabajen o estudien, independiente del número de mujeres que trabajen en la empresa.
En el segundo campo, una mayor flexibilidad de la jornada laboral y ayuda en la “doble jornada” (cuidado de niños y adultos mayores) permitirían reducir los costos a las mujeres de trabajar en la minería. Es destacable lo realizado por Codelco en 2012, en que se inauguró una sala de extracción y almacenamiento de leche materna en la división Gabriela Mistral, cuya participación femenina es 24%.
Un actor relevante en la apertura de espacios laborales para la mujer en la minería es el sector público. Un caso emblemático es el programa “Mujer Minera”, que promovió el primer gobierno del Presidente Sebastián Piñera, en que se capacitó a más de mil mujeres en todo el país en carreras y oficios relacionados con este rubro.
En este desafío, las iniciativas a nivel de empresa y gremio también son claves. Un hito importante fue lo que ocurrió el jueves 19 de abril en vísperas de la feria internacional Expomin 2018, en que las empresas participantes firmaron un protocolo de acuerdo para fortalecer la participación femenina en la minería. Las barreras se están derribando, pero el desafío es grande. P
Director de Clapes UC( Pulso)